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Cambiar una convención social perjudicial. La ablación o mutilación genital femenina
 
 
 
 

Tres millones de niñas sufren la mutilación genital femenina cada año

Con el apoyo mundial, es posible poner fin a esta práctica en una sola generación. El cambio ocurrirá cuando las comunidades dispongan de los conocimientos que les permitan tomar decisiones que pongan fin a esta práctica de forma duradera
Níger es uno de los países donde la mutilación genital femenina es una práctica frecuente, a pesar de ser ilegal
 

 

La ablación/mutilación genital femenina (A/MGF) es una práctica tradicional de la que se cree que potencia la belleza, el honor, las posibilidades de matrimonio, el estatus social y la castidad de una chica. Los padres fomentan la mutilación creyendo que así protegen el honor de la familia y los intereses de sus hijas.

En los 28 países del África Subsahariana y Oriente Medio en los que se practica la ablación/mutilación genital femenina, unas 130 millones de niñas y mujeres han sido víctimas de esta práctica. Antes se estimaba que dos millones de niñas sufrían la mutilación cada año, pero ahora, la mejora en los sistemas de recogida de datos, ha elevado la cifra a tres millones por año.

En todas sus formas, la ablación/mutilación genital femenina causa grandes dolores y puede llevar a hemorragias prolongadas, infecciones, infertilidad e incluso la muerte. Debido a la naturaleza privada del problema, es imposible estimar el número total de muertes debidas a esta práctica.

¿Qué término usamos: "mutilación" o "ablación"?

Aunque se refieren a la misma práctica, hay una importante diferencia entre los términos "mutilación genital femenina" y "ablación genital femenina". El primer término condena la práctica, mientras que el segundo la legitima. Para afrontar esta contradicción, UNICEF utiliza un término híbrido: "ablación/mutilación genital femenina".

El uso de la palabra “mutilación” refuerza la idea de que esta práctica es una violación de los derechos humanos de las niñas y las mujeres, y por lo tanto ayuda a promover un movimiento nacional e internacional para su abandono. Es el que se usa internacionalmente desde 1991.

No obstante, en el ámbito comunitario el término puede resultar problemático. Las lenguas locales normalmente usan el término “ablación” para describir esta práctica, puesto que resulta más neutro; es comprensible que los padres no admitan que “mutilan” a sus hijas. Por eso, este término se emplea en el trabajo cotidiano que se realiza con las comunidades para poner fin a la práctica.

 

Una trabajadora social habla sobre los peligros de la mutilación a una chica y a su madre, en una población de Egipto. Esta acción pertenece a un programa apoyado por UNICEF, gracias al que muchos habitantes de la localidad ya no practican o permiten la mutilación genital femenina.
 

Estrategias para el cambio

Un reciente informe de UNICEF analiza la situación y además recoge algunas de las estrategias más prometedoras para poner fin a esta práctica. Por ejemplo, las actividades apoyadas por UNICEF en Egipto, en las que se busca guiar a las comunidades para que se involucren en discusiones públicas en las que se afronte el problema, sin realizar juicios al respecto. Además UNICEF y sus aliados apoyan a estas comunidades en el compromiso público de abandonar esta práctica y para difundir su mensaje a las comunidades vecinas.

 

En Malicounda Bambara, una población de Senegal, Mayamuna Traor (en el centro de la imagen) ha desempeñado un papel fundamental en la prohibición de la mutilación genital femenina. En la foto, habla con uno de los hombres del pueblo.
 

 

 

 

 

Actores implicados en el cambio

La participación de los líderes de opinión, incluidos los líderes religiosos y los responsables de velar por las tradiciones, es decisiva para abrir el tema a la opinión pública. El personal de salud, los sanadores tradicionales, los trabajadores y trabajadoras sociales y el profesorado deben recibir formación y apoyo para disuadir de la realización de esta práctica.

La situación en los países industrializados

La ablación/mutilación femenina es una preocupación mundial, que también afecta a las mujeres pertenecientes a comunidades inmigrantes en los países industrializados de todo el mundo. En cada país varían mucho los porcentajes de mujeres y niñas que sufren esta práctica, los tipos de mutilaciones llevadas a cabo y la edad a la que se realizan.

La influencia de la presión social

Duusy Konate habla con su hijastra, Buyaba, de 15 años. Viven en Keur Simbara, una población de Senegal donde la mutilación aún se practica. Duusy no sufrió esta práctica, pero Buyaba, presionada por su grupo, sí se sometió a ella.
 

El informe analiza en profundidad las dinámicas sociales complejas que hacen de la ablación/mutilación femenina una de las violaciones de derechos humanos más persistentes y ocultas.

“Las madres y los padres hacen que sus hijas sean mutiladas para que se conviertan en miembros aceptados de la sociedad”, ha manifestado Rima Salah, Directora Ejecutiva Adjunta de UNICEF. “Pero con un trabajo comunitario a largo plazo, la importancia de mantener a las niñas intactas supera a cualquier otra consideración de estatus social”.

De acuerdo con el informe, la eliminación de esta práctica a gran escala requiere muchos más esfuerzos por parte de los gobiernos, la sociedad civil y la comunidad internacional.

El trabajo de UNICEF

UNICEF trabaja para influenciar en que las políticas, la legislación y los presupuestos promuevan el abandono de la ablación/mutilación genital femenina y apoya a sus aliados en su trabajo para ayudar a las comunidades a acabar con esta práctica dañina.

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